Cuando se niega la existencia de los abusos a menores en ella. Cuando se minimizan los riesgos y dichos abusos. Cuando se excusan diciendo que en todo el mundo pasan, y que son un mínimo porcentaje. Cuando se empuja a los críos y crías allí porque si no serán excluidos. Cuando se argumentan que las leyes no los afectan, y tampoco se hace nada por cambiarlo. Cuando se dice que ellos tienen sus propias medidas para ocuparse de estos asuntos sin que salga a la luz el escándalo. Cuando aparecen casos y se tapan. Cuando aparecen pruebas y se tapan. Cuando se demuestran los fallos del sistema y se callan. Cuando todo se oculta bajo un velo de silencio. Cuando todo esto asquea hasta el vómito.
Cuando eso ocurre, no estoy hablando de la iglesia, que también, hablo de la Santa Red. De Internet. Del 2.0. De gurús y no de obispos. De Microsoft, Google o Facebook, no del Vaticano. De políticos que miran para otro lado cuando acaban de hacerse las fotos como si hubieran acabado la misa del gallo. De planes de negocio y no de fe. De los miles de dólares que hacen multinacionales con todo esto.
De usted y yo. De eso hablo. Y él que esté libre de pecado que tire la primera piedra.