Lumpen

por | 2 febrero, 2014

 

La primera vez que mi padre me dijo que nosotros éramos de “izquierdas” lo hizo muy bajito, en un acantilado, rodeado de 3 niños, sus hijos, y por supuesto, si nadie alrededor. Si lo hubiera dicho en público, como ahora se puede hacer, lo hubieran encerrado, y no estaba la cosa para dejar a 5 hijos sin su salario y con un padre en la cárcel. Yo, que era muy pequeño y no entendía nada, pensé que se refería a que éramos zurdos, y no me cuadraba porque ninguno lo éramos. Luego, con el tiempo vinieron otros relatos que me aclararon el tema. Los de los familiares en las cunetas y los exiliados. Los de los señoritos en la plaza del pueblo diciendo quien trabajaría y comería pan durante un año, y quiénes no. Los de las jornadas en el campo de sol a sol con 6 años y toda suerte de injusticias que no son raras en este país, o al menos no lo fueron.

Les digo esto porque he tenido oportunidad de leer el artículo de Pablo Iglesias sobre la polémica surgida por unas declaraciones suyas sobre lo que llamó el lumpen, la clase social más baja. Estas declaraciones en concreto.

 

Luego el Sr. Iglesias escribe este artículo precisando lo que quiso decir. Ustedes juzgan, pero a mí si me gustaría dar mi opinión.

Estoy de acuerdo con el Sr. Iglesias en que estuvo torpe. Y creo que ahora vuelve a serlo. Mucho contando la anécdota de marras de nuevo, y esta vez por escrito con tiempo para meditarlo, con apostillas en plan irónico. Mucho cuando dice que lo hizo para” exponer las contradicciones de la izquierda cuando se enfrenta a la realidad social más cruda”,  Y vuelve a serlo cuando dice: “Ojala hubiera sido tan hábil como Buñuel cuando se burlaba del buenismo cristiano y de la izquierda en Viridiana, demostrando que la pobreza es fea y que los pobres no encarnan necesariamente elevados valores humanos. Pero no lo conseguí y la frase quedó espantosa”

Creo que queda claro que en mi modesta opinión el sr Iglesias se equivocó de plano con sus declaraciones, y me gustaría dar la mía como persona que he vivido en un barrio donde la pobreza estaba, y está,  a la orden del día y convivíamos con el lumpen.

Aquí, en mi entorno, no hace falta haber leído a Marx y Engels, ser universitario o tener conciencia de clase para saber que es injusto, quien te oprime y el porqué lo hace. Y por supuesto uno sabe quién es como él, quién le ayudará y el porqué lo hace. Algunos para auparse un escalón y salir esta situación. Otros por ansia de poder, vil metal u otras cuestiones ajenas a las mejoras y la justicia social, y otros, simplemente, porque sabiendo cómo son son las cosas quieren el bien común para todos, incluidos para los más despreciables entre nosotros, y que no respetan ni los bienes ajenos. Para esos también. Porque ser de izquierdas, aquí, tal como me lo enseñaron a mi,  es eso : la búsqueda de la justicia, la igualdad de oportunidades, el reparto equitativo de la riqueza para que nadie tenga necesidad de robar, el acceso libre a la cultura de tal manera que quien quiera y pueda lea a Marx y descubra si eso le encaja o no, el cuidado de los mayores y muchas cosas así. En mi barrio nunca hubo muchos universitarios en esos tiempos. Ahora hay muchos más. Gracias al esfuerzo de muchos.

Aquí no sabemos de lumpenproletariado. Sabemos quién es un chorizo, un bocazas o un hijo de puta. Y procuramos mantenernos alejados de ellos, y a ellos de lo nuestro.  Tanto lo sabemos que estamos acostumbrados a que lo que nadie quiere a su lado, como por ejemplo, los centros para toxicómanos al lado de los supermercados de la droga, estén aquí. Los realojos de marginados problemáticos. Los centros de prostitución más cutre.  Los basureros. Siempre aquí.  Es lo que tiene ser pobre, que no puedes elegir ni decir “Oiga, estos son peor que yo, no los ponga aquí”.

Pero no falta buscar entre la clase más baja para encontrar lo peor de la sociedad. Mucho menos en estos tiempos donde los mayores explotadores, la gente más ruin  y canalla, que todavía nos ha enterrado más, los vemos en televisión con traje, corbata y pasta para aburrir. Incluso debatiendo con personas como el Sr. Iglesias. Y muchos de ellos son universitarios, no del arrabal. En fin, me ha dolido que el Sr Iglesias nos recuerde una vez más que en la izquierda todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros, que decía Orwell.

En fin, que hoy me quedo con este Pablo Iglesias y al otro lo seguiré como siempre con interés, pero con algo más de recelo, que espero desaparezca.

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Decía Voltaire que “Si los pobres empiezan a razonar todo está perdido”. Ojala lo hagan y sepan quién los va a representar en este país, porque falta va a hacer.

Saludos

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