El bigotes en la calle. El aeropuerto del abuelito. Valencia arrasada. Camps besando una virgen. Policías, maestros, bomberos y médicos (me niego a llamarlos funcionarios en genérico) sin paga y con el sueldo recortado. Abuelos pagando medicamentos. Niños apilados en clases. Jueces de putos en Marbella. Jueces condenados por investigar. La memoria histórica y las cunetas. 5 millones de parados. Gente a la calle perdiendo su casa y su vida, sin derecho a descansar porque ya son rehenes. Banqueros recibiendo honores y arrasando con los ahorros de sus clientes. Políticos de banqueros haciendo lo mismo. La Formula 1. Las regatas. Los eres. La ciudad está limpia y no hace falta recoger la basura, pero la cobramos. El transporte. Los mercados. La prima de riesgo. La confianza. El cierre parcial de hospitales. Las pensiones. Los mineros. Los palos. Las indemnizaciones de los altos cargos. El rescate. La intervención y la esclavitud. El futuro de nuestros hijos.
Las risas de todos ellos aplaudiéndolo mientras lo hacen.
Verán ustedes, a mi no me importa que la señora Andrea Fabra haya dicho “qué se jodan”. Ella se va confesar en su capilla y todo arreglado. Se podrá ir a su chalet exclusivo con su marido, exclusivo, y seguir diciéndolo. Cómo siempre.
Lo que a mi me importa es que nos lo llevan diciendo días. Semanas. Meses. Años. Y todo sigue igual.
Ellos diciéndolo y nosotros jodidos.